Jesús es el Verbo de Dios, la Palabra hecha carne, nacido de mujer María la Elegida desde toda la eternidad en el cronos del tiempo, concebido por obra y gracia del Espíritu Santo dador de vida.
Este verbo predica sobre todo con el ejemplo, y san Agustín nos las hace ver en las Bienaventuranzas.
Animandolos a recibir en el Evangelio meditado todos los días en http://evangeliodeldia.org/
Evangelio según San Mateo 5,1-12.
Al ver a la multitud, Jesús subió a la montaña, se sentó, y sus discípulos se acercaron a él. Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles, diciendo: "Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos. Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia. Felices los afligidos, porque serán consolados. Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados. Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia. Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios. Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios. Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos. Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí. Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo; de la misma manera persiguieron a los profetas que los precedieron.
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por : San Agustín (354-430), Obispo de Hipona (África del Norte) y doctor de la Iglesia Tratado sobre la virginidad, 27, 35; PL 40, 411, 416
«Aprended de mí» ¿Qué es seguir sino imitar? La prueba está en que Cristo sufrió por nosotros dejándonos así un ejemplo, como dice el Apóstol, para que sigamos sus pasos (1P 2,21).
Dichosos los pobres en el espíritu.
Imitad, pues, al que se hizo pobre por vosotros siendo él rico (2C 8,9)
Dichosos los mansos.
Imitad al que ha dicho: tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón (Mt 11,29).
Dichosos los que tienen sed de justicia.
Imitad al que dice: mi alimento es hacer la voluntad del que me ha enviado (Jn 4,34).
Dichosos los misericordiosos.
Imitad al que ayudó a aquel que los ladrones hirieron y yacía en el camino medio muerto y desesperanzado (Lc 10,33).
Dichosos los limpios de corazón.
Imitad al que no tuvo ni sombra de pecado y sobre sus labios no se encontró ni un punto de malicia (1 P 2,22).
Dichosos los pacíficos.
Imitad al que dijo en favor de sus perseguidores: Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen (Lc 23,24).
Dichosos los que sufren persecución por causa de la justicia.Imitad al que sufrió por vosotros, dejándoos un ejemplo para que sigáis sus huellas
Con los ojos de la fe que has abierto en mí, te veo, oh mi buen Jesús, te veo clamando y diciendo, como arengando al género humano: «Venid a mí y poneos a mi escuela».
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