martes, 9 de marzo de 2010

EL MISTERIO DEL PERDON

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Movido a compasión, le perdonó la deuda
Hoy, el Evangelio de Mateo nos invita a una reflexión sobre el misterio del perdón, proponiendo un paralelismo entre el estilo de Dios y el nuestro a la hora de perdonar.

El hombre se atreve a medir y a llevar la cuenta de su magnanimidad perdonadora: «Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar las ofensas que me haga mi hermano? ¿Hasta siete veces?» (Mt 18,21). A Pedro le parece que siete veces ya es mucho o que es, quizá, el máximo que podemos soportar. Bien mirado, Pedro resulta todavía espléndido, si lo comparamos con el hombre de la parábola que, cuando encontró a un compañero suyo que le debía cien denarios, «le agarró y, ahogándole, le decía: ‘Paga lo que debes’» (Mt 18,28), negándose a escuchar su súplica y la promesa de pago.

Echadas las cuentas, el hombre, o se niega a perdonar, o mide estrictamente a la baja su perdón. Verdaderamente, nadie diría que venimos de recibir de parte de Dios un perdón infinitamente reiterado y sin límites. La parábola dice: «Movido a compasión el señor de aquel siervo, le dejó en libertad y le perdonó la deuda» (Mt 18,27). Y eso que la deuda era muy grande.

Pero la parábola que comentamos pone el acento en el estilo de Dios a la hora de otorgar el perdón. Después de llamar al orden a su deudor moroso y de haberle hecho ver la gravedad de la situación, se dejó enternecer repentinamente por su petición compungida y humilde: «Postrado le decía: ‘Ten paciencia conmigo, que todo te lo pagaré’. Movido a compasión...» (Mt 18,26-27). Este episodio pone en pantalla aquello que cada uno de nosotros conoce por propia experiencia y con profundo agradecimiento: que Dios perdona sin límites al arrepentido y convertido. El final negativo y triste de la parábola, con todo, hace honor a la justicia y pone de manifiesto la veracidad de aquella otra sentencia de Jesús en Lc 6,38: «Con la medida con que midáis se os medirá».

viernes, 5 de marzo de 2010

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viernes, marzo 05, 2010

Afectaciones in crecendo
POR P. MANUEL TAMAYO PINTO BAZURCO
En los últimos 20 años la humanidad ha experimentado unos cambios interesantes por el avance de la tecnología, sobre todo en lo que se refiere a los medios de comunicación. Ha sido una verdadera revolución que ha cambiado el estilo de vida de la mayoría de las personas.
Junto a estos avances existen otros cambios que han experimentado los seres humanos en sus conductas por influjo del relativismo. Esta corriente, que fue tomando cuerpo poco a poco, ha creado en algunas personas actitudes y modos de ser cargados de afectación.
No es de extrañar que esto suceda, porque los hombres que se alejan de la verdad incorporan en su ser elementos falsos o artificiales, que son como sustitutos de las virtudes que deberían tener.
Son conductas, sin el respaldo natural de la propia virtud, donde se pueden percibir, ciertas dosis dedisfuerzo y afectación, que son expresiones disonantes y hasta huachafas, que producen leporía a los que miran las cosas con la objetividad de la verdad.

La ignorancia es atrevida
Existen en nuestra sociedad una multiplicación de maneras originales de manifestarse, que piden y exigen aprobación por parte de todos. No importa si responden o no a los valores objetivos de respeto y consideración de las personas. Estos modos originales de proceder son expresiones atrevidas que,aunque en ocasiones puedan parecer favorables, son falsas. Están llenas de afectación, (alharaca, tonos elevados de voz, aspavientos), y no existe en ellas un auténtico amor que las respalde. Las utilizan como cumplidos para quedar bien, o como cortinas de humo para cubrir algo, o como luces de bengalapara llamar la atención.
Quienes las utilizan, reclaman apertura de todos y la patente de corso de los que mandan, para poder funcionar sin escrúpulos con esas originalidades donde está ausente la virtud.
Cuando esas manifestaciones artificiales se aceptan, llegan los pedantes que quieren enseñar lo que no saben. Son los que adornan sus expresiones con purpurina y fuegos de artificio, para escucharse ellos mismos y para impresionar a los incautos, que nunca faltan. Arman sus frases con retazos de 4 citas que han cogido al vuelo de alguna publicación, dando a entender que manejan muy bien los temas. Saben adornar sus discursos embelesando a sus seguidores incondicionales.
También encuentran un terreno fácil los fanfarrones, que encandilan a las masas con parloteos llenos “novedades” y fruslerías del momento. Estos captan la atención de los curiosos. Se encuentran en las plazas pero también en los trabajos, en los centros de enseñanza y hasta en los hogares.
Los pedantes, fanfarrones y charlatanes no son solo los avivados negociantes que pregonan en las calles o en los parques buscando el dinero de los transeúntes, o los que tienen sus puestos en los mercadillos y usan de esas astucias para crecer en sus ganancias. Estos personajes siempre han existido en todas las ciudades del mundo.
Nos estamos refiriendo ahora a la gazmoñería en todos los ambientes de la sociedad. Hombres, que al querer ser populares, se convierten en pueblerinos y atrevidos, con formas artificiales y zafias que se quedan en lo chabacano y vulgar. Se creen graciosos y simpáticos con sus disfuerzos, que más bien los devalúan y degradan.
“¡Hola, cómo estás!” “¡Qué alegría verte!” estos saludos podrían indicar un real aprecio por los demás o ser expresiones formales y falsas sin el respaldo de la virtud.
Si no son auténticas estarían recargadas con una efusividad exagerada que subraya el afecto y el interés que no se tiene. Es el cascabeleo de los temores del hombre vanidoso que quiere asegurar el éxito de una respuesta favorable.
Los excesos en cumplidos son excesos de vanidad, no afectos limpios y reales. Son pura artificialidad, moneda falsa para engañar y pretender quedar bien.

Egolatrías ruidosas e hirientes
La tolerancia y la inclusión no deberían jugar a favor de estas corrutelas propias de una egolatría que se sale de tono, con esas formas desatinadas y casi siempre ruidosas.
El palabreo de los que viven dentro de sus propios engolamientos suele entrar en el mundo informal de lafantasía irreverente, (jerga, ironía, chacota, lisuras, “cochineo”) que tarde o temprano termina hiriendo a las personas. Los que viven dentro de estos mundos irreverentes pueden sentirse líderes con sus intervenciones altaneras y no darse cuenta de la petulancia de sus actitudes.
En otras ocasiones, estas gazmoñerías son actitudes de fingimiento que se notan en las faltas de naturalidad. Se arma un cuadro de afectación que retrata la falsedad de las expresiones. Desde el punto de vista humano es antiestético y de mal gusto (por ejemplo: el que finge rezar forzando sus gestos).
La solución para revertir este problema está en enseñarle a los niños a decir siempre la verdad. Que no busquen artificios para cubrir las cosas o disimular. El engreído, que ha sido consentido, suele ser un pocoafectado o disforzado. Los padres deben cortar en sus hijos las expresiones exageradas a la hora de contar las cosas y también a la hora de manifestar los afectos.
La persona que aprende a querer bien, aprende también a situarse y consigue que sus actitudes y expresiones sean naturales y reales

AVE MARIA GRATIA PLENA, DOMINUS TECUM

http://groups.msn.com/CRISTOAMIGO60893 Fundado el 6 el Agosto en la Fiesta de la Transfiguración del Señor a la fecha, 15 años después muchos perseveran en ese CAMINO VERDAD Y VIDA. A casi un mes de su celebración esperamos la acogida de todos. Saludos